Alimentos Fermentados, aliados de la salud y la nutrición
Actualizado: 24 ago 2022

Los alimentos fermentados han acompañado a la humanidad desde hace miles de años. Prácticamente todas las culturas ancestrales elaboraban algún tipo de alimento fermentado que cumplía un rol muy importante en su alimentación.
¿Para qué fermentar los alimentos? La fermentación es un proceso bioquímico por el cual los microorganismos transforman los azúcares en ácidos orgánicos o alcohol. Estos compuestos a su vez funcionan como conservantes naturales evitando el desarrollo de bacterias y hongos que podrían echarlos a perder o incluso volverlos tóxicos. La fermentación aporta además sabores y texturas que hacen de los alimentos fermentados productos muy apetecibles ampliando nuestros horizontes sensoriales. Como si esto fuera poco la fermentación proporciona beneficios saludables únicos.
Los alimentos fermentados más consumidos en la actualidad son elaborados a partir de la fermentación de leche o de vegetales.
Entre los elaborados a partir de leche el más difundido es el yogur. Sin embargo existe una gran variedad de alimentos de base láctea fermentados. Entre ellos los quesos, la crema fermentada, la crema agria, el fil, el kefir y el koumiss son los más difundidos. En este link encontrarán una descripción detallada de cada uno de ellos junto a su composición — http://www.milkingredients.ca/index-eng.php?id=180 .
Por su parte la familia de alimentos fermentados a partir de vegetales es bastante amplia. El Kimchi coreano y el Sauerkraut alemán son fermentados a base de repollo, aunque el kimchi puede contener también otros vegetales como nabo, zanahoria o rábano. Otros vegetales fermentados muy comunes son el pepino y las aceitunas. Por último, se destaca también el tempeh, un alimento producto de la fermentación de los porotos de soja muy consumido en países asiáticos.
Los beneficios del consumo de este tipo de alimentos son múltiples. Lo primero y fundamental es que aportan una gran cantidad y calidad de nutrientes. Los derivados de los lácteos contienen grandes cantidades de calcio, fundamental para el desarrollo y la conservación de la salud de los huesos, vitaminas A y D, vitaminas del complejo B (B1, B2 y B12), y son ricos en proteínas de alto valor biológico (buenas para la regeneración muscular). Además, aportan ácidos grasos esenciales muy importantes para el buen funcionamiento de nuestras neuronas.
Por su parte los vegetales fermentados aportan vitaminas como el ácido fólico, la vitamina K y la vitamina A. También aportan gran cantidad de fibra alimentaria que es fundamental para el buen funcionamiento de nuestro aparato digestivo.
Por último, un aporte que tienen en común todos los alimentos fermentados es el sumar microorganismos vivos a nuestra dieta. Este punto es central y comienza a ser cada vez más considerado por parte de los especialistas. Nuestro cuerpo se encuentra poblado por una cantidad enorme de microorganismos, al punto de que la cantidad de ellos supera en 100 veces la cantidad de células propias del cuerpo humano. Hemos evolucionado durante miles de millones de años coexistiendo con microorganismos hasta alcanzar un equilibrio en el que su presencia es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
La dieta y el estilo de vida que llevamos hacen que nos encontremos cada vez menos expuestos a los microorganismos, tanto por las condiciones higiénicas en las que vivimos como por el consumo creciente de alimentos industrializados.
El consumir alimentos fermentados permite que incorporemos microorganismos vivos a nuestra alimentación lo que aporta a la salud de nuestro aparato digestivo favoreciendo la diversidad en el tipo de bacterias que viven en nuestro intestino. Cuanto mayor es la diversidad de microorganismo, más saludable es nuestra microbiota intestinal y mejor nuestra salud.